Rutas a pie

Conecta con la naturaleza sin salir de la ciudad

SENDA DEL RÍO PEÑAFRANCIA

Es la senda verde más próxima al hotel. Se puede salir camindo desde el hotel para ir a la carretera Santurio, seguimos unos metros para cruzarla llegando a la finca en la que se localiza la capilla de Nuestra Señora de la Corrada, que formaba parte de la casona solariega de los Cifuentes. Al fondo admiramos el grandioso edificio de la Laboral. El sendero busca de nuevo las orillas del Peñafrancia bordeando los campos en los que se halla la casona blasonada de los García Jove (s. XVII) con capilla y panera. Pasamos a la zona denominada La Charca, lugar estupendo para hacer un alto junto a la fuente La Castañal. Luego cruzamos la carretera de El Trole, para seguir por la caleya’l Molín, tras pasar un pequeño puente, volviendo a encontrar el arroyo después de pasar el Centro de Formación Laboral Ocupacional y llegar a la entrada de la casa en la que estuvo el llamado molín de Segundo’l Molín. Saliendo a la carretera, enseguida entramos en la parroquia de Deva, dejando atrás el desvío que se dirige al cámping municipal continuamos bajo la sombra de altos carbayos, que señalan la entrada a la denominada Quinta’l Conde, a continuación, admiramos la iglesia parroquial de San Salvador de Deva. La senda finaliza en un espacio paradisíaco: el Güeyu Deva, conjunto de fuente, lavadero y puente de piedra, donde las aguas remansan en gran estanque. Del güeyu u ojo del que nace el arroyo, cuenta la leyenda que salían las xanas (ninfas astures de las aguas), apareciéndose en ciertos amaneceres señalados, como el de San Xuan, cuando podían ser desencantadas, símbolo del culto a la diosa celta de la naturaleza Deva, adorada en fuentes y ríos, donde la ermita de Nuestra Señora de Peñafrancia (s.XVII) parece querer cristianizar este espacio sagrado.Su fiesta, el ocho de septiembre, coincide con la de La Santina, y quizás por ello es punto de partida de una transitada ruta de andariegos y peregrinos: el famoso Camín de Covadonga.

Tiempo estimado de duración 1h 45 minutos

SENDA DEL CERVIGÓN

Empezamos justo encima de la playa del Cervigón, más conocida como la playa de El Rinconín, que admite perros todo el año. En nuestro camino nos encontraremos con la escultura Cantu los díes fuxíos, de Adolfo Manzano, realizada en mármol de macael, y Solidaridad, de Pepe Noja, realizada en acero inoxidable, que pesa tres toneladas y media y está formada por cuatro formas cilíndricas a modo de eslabones que se entrelazan. Desde las verdes praderas de El Rinconín, vemos ya de frente la subida a la casa de Rosario Acuña (escritora y periodista nacida en 1850, que fue defensora de la igualdad entre hombres y mujeres) y que da nombre a este paseo. Pasada la casa vemos la punta del Cabo San Lorenzo con la playa de Peñarrubia a sus pies. Junto al área recreativa, en el otoño de 2003, se inauguró la escultura realizada por Joaquín Rubio Camín, denominada Castillo de Salas, cuyo nombre proviene del granelero que embarrancó a 800 metros al Norte del Campo Valdés en 1986. La senda, tras ser cruzada por la carretera asfaltada, sube en zig zag hasta el Parque del Cabo San Lorenzo, teniendo dos opciones, bien subir por escaleras o bien por la senda. Desde el mirador, en forma de proa de barco, podemos contemplar varias esculturas como Homenaje a Galileo Galilei XV, en la parte baja del parque, realizada por Amadeo Gabino en acero cortén, y Paisaje Germinador, en la misma pradería, obra de Miguel Ángel Lombardía Canga que se abre a cualquier interpretación.  Continuamos bordeando todo el Parque del Cabo de San Lorenzo subiendo hacia la Colina del Cuervo, ya en las cercanías de la Capilla de la Providencia. Después de llanear al lado de la playa de Serín, se baja hasta la carretera asfaltada que va a la playa de Estaño. Tras cruzar el arroyo que vierte sus aguas en este arenal, comienza un fuerte repecho que nos acerca al final de la senda en la playa de La Ñora, de la que apenas dista un kilómetro. En su tramo final, el paseo se adentra en un vistoso ocalital (bosque de eucaliptos) con un espectacular mirador sobre la playa de La Ñora. Podemos regresar por el mismo camino o enlazar con la senda que, partiendo de la playa de La Ñora, nos conduce hasta La Llorea.

Tiempo estimado de duración 3h

SENDA FLUVIAL DEL PILES

Este itinerario fluvial asociado al río Piles se extiende a lo largo de 19 kilómetros entre el puente del Piles y la parroquia de Vega. Desde la zona verde conocida como el kilometrín, y a lo largo de sus dos primeros kilómetros, la senda adquiere el aire de un tranquilo paseo urbano, ambientado por árboles y farolas de diseño. Pasada la glorieta de La Guía, donde el río Piles recibe al Peñafrancia, la senda adquiere un aspecto más natural y el piso de asfalto coloreado deja paso a un suelo de arenón calizo. Tras bordear las instalaciones del Grupo Covadonga y Les Mestes, nos adentramos en el barrio de Viesques, hasta el parque fluvial del Piles. De toda la maraña de caminos que lo recorren, el más hermoso es que se acompaña el caprichoso discurrir del río Piles, que por esta zona dibuja amplios meandros, acompañado por alineaciones de chopos, sauces y alisos. Con el murmullo del agua en los oídos y tras sortear varios puentes de madera, abandonamos el parque por la zona de La Coría. Atravesando un bosquete de abedules y robles, la senda nos lleva en dirección al gran enlace viario formado por la unión de las autovías del Cantábrico y Minera. Pasado este trecho, y tras salvar una pequeña pendiente, se yergue, frente a nosotros, El Caballón, una elevación artificial que forma parte del gran humedal proyectado en esta zona para absorber las avenidas del río Piles. Unos metros adelante un cruce de caminos nos permite continuar el paseo siguiendo el curso del Piles o tomar la senda que discurre paralela a la Canal del Molín. La senda de la Canal del Molín discurre entre un mar de praderías del barrio de Granda de Baxo, hastala confluencia con el arroyo de Llantones. Según avanzamos, el camino se hace más cómodo, sombreado por chopos, alisos y viejos robles que arquean sus copas hacia la senda. El tramo final es el más hermoso, anto por su trazado sinuoso, como por la abundante vegetación que puebla sus orillas. En el cruce de aguas, donde se están recuperando una importante aliseda pantanosa (16 hectáreas), debemos decidir si continuamos la marcha siguiendo el arroyo de Llantones o  retomamos la senda del río Piles. La senda del arroyo de Llantones nos permite extender nuestro periplo hasta enlazar con la Vía verde de la Camocha. A menos de un kilómetro del cruce de aguas nos encontramos con la acequia que servía al molín de Manolo el Río, una antigua quintana tradicional. Unos metros más adelante el camino pasa bajo la carretera de Pola de Siero, dejando a la derecha las antiguas escuelas de Granda. La senda discurre ahora por su parte más atractiva, emboscada entre la vegetación ribereña y ambientada por el canto continuo del agua. El Llantones recibe aquí las aguas que movían el molín de Gilledo, que está unos metros más adelante. A medida que avanzamos la senda se adentra en las amplias vegas de La Reina y La Belga hasta que la proximidad de la mina La Camocha anticipa el final del itinerario. Tras dejar las instalaciones municipales de Piti, del camino principal parte otro que acompaña al Llantones hasta los denominados huertos de ocio. A partir de este cruce, la senda se despide del río en busca del Camín de Cagüezo, donde podemos enlazar con la Vía Verde de La Camocha. Recuperamos la senda del Piles en el lugar donde comienza el camino de la Canal del Molín. A lo largo de los primeros 500 metros la senda atraviesa el parque fluvial de la Carbayera, hasta llegar al camino de Granda a Cabueñes, que nos conduce al puente de Vaones, punto donde la senda recupera su trazado natural. El camino es placentero, para adquirir mayor viveza en las proximidades del cruce de aguas, donde el río traza unos profundos meandros y la vegetación ribereña se vuelve más exuberante. Una pasarelade madera comunica este camino con las sendas del arroyo de Llantones y de la Canal del Molín. Aguas arriba, la senda se curva y altea ligeramente hasta que reconocemos las primeras casas de Vega de Baxo. En las inmediaciones de la carretera de Pola de Siero, la senda sigue el curso del arroyo de Santecía hasta Vega (1.550 metros), salvando la citada vía por un puente peatonal. Ahora el camino serpentea acomodado a la margen derecha del río, atravesando los lugares de Les Prairíes y La Piquella, hasta las inmediaciones del parque del Primero de Mayo, donde concluye.

Tiempo estimado de duración 2h 5 minutos.

SENDA RÍO ÑORA

El paisaje fluvial que estamos disfrutando parece de película: los coquetos puentecillos de madera, la verde planicie ribereña, los árboles asomados a la orilla y los troncos caídos sobre el cauce como pasarelas naturales; los saltos de agua, las cascadas, invitan al silencio y la calma que se respira en este pequeño paraíso. Entrar en esta senda es entrar en un bosque de cuento, un bosque encantado donde no sería extraño toparse con algún personaje de la mitología asturiana como una hermosa xana o sufrir las bromas de algún trasgu juguetón. Se inicia la ruta en el Campo Municipal de Golf de La Llorea, perteneciente a la parroquia de Deva. Entrando en las instalaciones del campo (antigua Granja Lloreda), iniciamos el camino a la izquierda de los aparcamientos. A la izquierda podemos ver L’Altu L’Infanzón y un poco más atrás, las tierras de La Olla y monte Deva. Justo antes de abandonar la vista del campo de golf, descendemos por una suave pendiente y vemos a nuestra derecha un gran roble. Se trata de un carbayu de gran tamaño que nos da una idea de los ejemplares que debió de haber antaño en esta zona. Tras un corto tramo llano, nos desviamos a la izquierda para bajar al arroyo de La Llorea. Aún no podemos ver el río oculto por la vegetación, pero sí oír el ruido de sus aguas; nos adentramos en una preciosa galería de árboles, que no abandonaremos hasta llegar a nuestro destino final, en la playa de La Ñora. Tras pasar un cruce nos encontramos con unos tramos que, haciendo zig zag van descendiendo hasta encontrarnos con el arroyo El Forcón, nombre que toma el Ñora en la parte alta que a pocos metros recibe las aguas del Llorea a la altura de un puente peatonal de madera. En la confluencia de los dos ríos se forma una vega llana de güertos, lloses y finques. Caminando por terrenos llanos y ribereños, pasaremos junto al solar del que fue el Molín de Máximo’l Corollu. La ruta, bien señalizada, no tiene pérdida. Hemos de seguir siempre la corriente río abajo, aunque nos encontremos cruces, caminos y pistas que comunican con las casas y fincas situadas más arriba. Los parajes son muy frondosos, en ocasiones hasta sombríos/sombriegos. La luz se filtra entre las ramas de la vegetación autóctona y las plantaciones de eucaliptos que caracterizan el paisaje de las laderas. A lo largo del recorrido atravesamos varios puentes de modo que en unas ocasiones vamos junto a una orilla del río y en otras vamos junto a la otra orilla. Continuando nuestro camino muy cerca del río, desde un nuevo puente podemos ver la presa y resto de la canal que abastecía al Molín de Pilo. Seguimos por el sendero hasta llegar a la carretera que une Cabueñes con Quintueles la cual atravesamos y vemos los restos del Molín de Pilo integrados en una vivienda. Perdido de vista el río, que corre aún muy cerca, el suelo anuncia ya la cercanía del mar; se va volviendo blanquecino de arena y sal que arrastran hasta aquí las mareas. En cuanto salimos del bosque el ruido de las olas y el cambio en el paisaje nos dan la bienvenida a la playa de La Ñora bajo el enorme acantilado entre montañas abierto al mar Cantábrico. Podemos regresar por el mismo camino o enlazar desde la misma playa con la Senda del Cervigón que nos acerca hasta el mismo centro de la ciudad.

Tiempo estimado de duración 1h 30 minutos

INFORMACIÓN DESTACADA

https://www.gijon.es/es/turismo/sendas-verdes
Visita Asturias

¡Habitaciones disponibles!

Disfruta de este remanso de paz a un paso de todas las comodidades que te ofrece una ciudad como Gijón.